Adolfo Nieto, artista lírico, director y productor musical, ha dedicado gran parte de su carrera a acercar la ópera y la zarzuela al gran público. Desde su experiencia personal y profesional, nos ofrece una mirada apasionada sobre el lugar privilegiado que ocupa Sevilla en el imaginario operístico universal. Una ciudad que, más allá de su monumentalidad, respira música en cada esquina.
Sevilla como musa universal
“Sevilla tiene un alma absolutamente única”, afirma Nieto. La historia, la arquitectura, la fusión de culturas o su papel como puerta de América han convertido a la ciudad en una fuente inagotable de inspiración. No es casualidad, recuerda, que cuatro de las diez óperas más representadas de la historia —Carmen, Don Giovanni, El barbero de Sevilla y Las bodas de Fígaro— estén ambientadas en ella.
La ciudad ha ofrecido el escenario ideal para los grandes temas de la lírica: pasión, deseo, rebeldía, humor, alegría y drama. Emociones universales que, como destaca Nieto, hacen de Sevilla una protagonista natural para cualquier historia cantada.
La fuerza simbólica de Carmen
Entre las óperas ambientadas en Sevilla, Carmen ocupa un lugar especial para el artista. No solo por la genialidad de la música de Bizet, sino porque encarna valores profundamente humanos: sensualidad, libertad, coraje y tragedia.
Nieto rememora las palabras de Teresa Berganza, gran intérprete del personaje, quien definía a Carmen como “una mujer profundamente libre y valiente, capaz de asumir su destino antes que traicionar sus principios”. Esa dimensión psicológica del personaje conecta, según el tenor, con realidades muy actuales.
También reivindica el trabajo de los libretistas Halévy y Meilhac, sin cuya adaptación de la novela de Mérimée —a menudo eclipsada por la música— no habría existido la ópera tal como la conocemos.
Un patrimonio único que debe vivirse en las calles
Para Adolfo Nieto, Sevilla no está aprovechando del todo el inmenso legado que la une a la ópera. La ciudad debería respirar esa herencia en cada plaza, en cada rincón. Y no solo como reclamo turístico, sino como parte esencial de su identidad.
“El reto —explica— es transmitir a las nuevas generaciones la magnitud de lo que recibimos: cómo, durante siglos, nuestra ciudad fue el motor creativo de los más grandes compositores europeos”. En este sentido, defiende que Sevilla debe ser un escenario vivo de la ópera, más allá de los teatros.
Los autobuses de Casal: la ópera sobre ruedas
Uno de los gestos más simbólicos para acercar la ópera al día a día ha sido la iniciativa de Autobuses Casal, que ha rotulado parte de su flota con nombres de personajes líricos como Carmen o Don Giovanni. Una propuesta que Nieto aplaude como “magnífica” y que considera parte del proyecto Sevilla, Ciudad de Ópera.
“Ver a Carmen o Don Giovanni rodando por nuestras calles —dice— me despierta orgullo. Espero que a muchos les invite a redescubrir nuestra ciudad desde la música y la lírica”.
Ópera para todos los públicos: el modelo de Mundo Lírico
Como director de Mundo Lírico, Nieto ha trabajado para llevar la ópera y la zarzuela a contextos poco habituales, como pueblos pequeños o espacios sin infraestructura escénica. Esto se logra mediante adaptaciones musicales y escénicas que permiten montar producciones en formato reducido pero con gran calidad artística.
“Así conseguimos que cualquier ayuntamiento, con independencia de su tamaño, pueda ofrecer ópera en vivo a sus ciudadanos”, destaca. También agradece el apoyo de programas como PLATEA del Ministerio de Cultura, que les ha permitido llevar zarzuela en gran formato a distintas localidades de España.
Derribar el mito de lo elitista
¿Qué diría a quienes piensan que la ópera es algo elitista o difícil? Nieto lo tiene claro:
“La ópera es un espectáculo total. Habla de las emociones humanas, y eso nos conecta a todos”.
Para iniciarse, recomienda óperas accesibles como La Traviata o El barbero de Sevilla, esta última especialmente adecuada para estudiantes gracias a su ritmo, humor y cercanía.
Un legado que debe ser orgullo y compromiso
Para Adolfo Nieto, formar parte de esta “ciudad de ópera” es un honor, pero también una responsabilidad. “Hemos recibido un legado único en el mundo, y debemos engrandecerlo”, afirma. Sevilla, recuerda, fue epicentro creativo durante más de dos siglos, algo que ninguna otra ciudad puede reclamar.
Finalmente, lanza un mensaje claro a todos los sevillanos que vean pasar los autobuses con los rótulos de “Ópera Sevilla”:
“Sentíos orgullosos de lo que fuimos y de lo que aún somos. Que no quede como una simple anécdota; es nuestro deber enriquecer esa herencia y transmitirla a las futuras generaciones”.